Para el control del drenaje urbano y los excedentes hídricos que pueden ocasionarse por crecidas o inundaciones, se planifican espacios –denominados reservorios, que corresponden a las medidas estructurales- que incluyan áreas de detención y de retención.
Los reservorios de detención sirven para amortiguar el pico de la crecida y se mantienen secos la mayor parte del tiempo. Por lo general, se trata de que el tiempo de vaciado sea menor a un día, aunque ello depende de la frecuencia con que se repitan los eventos severos. A estos reservorios se los emplea para el control cuantitativo del escurrimiento.
Los reservorios de retención mantienen una lámina de agua mínima permanente para mejorar biológicamente la calidad del agua, lo que se designa como bañados urbanos.
El criterio empleado en este caso es el de permitir el pasaje de las crecidas más frecuentes -aquellas que ocurren con una recurrencia de 10 años y una frecuencia media de hasta 5 años- mediante dispositivos descargadores de fondo. Ello puede ser útil cuando la calidad del agua es deficitaria, ya que se acumulará solamente durante eventos de mayor envergadura. Cabe destacar que para el caso de lluvias de menores períodos de recurrencia no tiene un efecto significativo.
Las zonas de retención se construyen a partir del cauce natural de alguno de los arroyos o ríos de la Cuenca, donde se produce un cerramiento con taludes de tierra que dan lugar a la acumulación del excedente hídrico en una zona planificada. En la continuidad del cauce natural se deja una abertura en la parte baja que permite el escurrimiento de los caudales “normales” de cada río o arroyo y que, ante un evento de lluvia extremo, mantiene ese ritmo de caudal “normal”, a la vez que acumula agua gracias al cierre realizado.
Según el análisis realizado en el Estudio de Impacto Ambiental de los reservorios de la Cuenca Alta, con todos los reservorios finalizados, la disminución en el caudal de la sección de estudio en la Cuenca Media variaría entre 34% y 42%, dependiendo de la recurrencia de lluvia que se trate.
Reservorios en Cuenca Alta y Media
ACUMAR participa de la planificación de estas obras hídricas y articula con las jurisdicciones para que estos desarrollos se materialicen. El diseño de las obras contempla una visión integral de la Cuenca hídrica, más allá de los límites administrativos, ya que las acciones llevadas a cabo en las zonas de la Cuenca Alta y Media repercuten aguas abajo.
Es así que, con el objetivo de amortiguar las crecidas en las zonas bajas del río Matanza y sus afluentes, se trabaja en la construcción de reservorios que facilitarán el manejo del escurrimiento superficial desde aguas arriba hacia los sectores bajos.
Son once reservorios que se construirán en los municipios de Merlo, La Matanza, Ezeiza, en la Cuenca Media; y de Marcos Paz, General Las Heras y Cañuelas, en la Cuenca Alta.
Contemplando todas las obras finalizadas de los terraplenes que formarían las áreas de retención hídrica controlada, se reduciría entre un 30% y un 40% la acumulación de agua en las zonas más vulnerables de La Matanza, Esteban Echeverría y Lomas de Zamora, algunos de los municipios más afectados por las últimas inundaciones.
La construcción de estos reservorios en los sectores alto y medio de la Cuenca otorgarán los siguientes beneficios:
- a) una mejora en el manejo de las crecidas, fundamentalmente en el sector urbano de aguas abajo del Matanza Riachuelo, pues tendería a producir caudales máximos de escurrimientos compatibles con la capacidad hidráulica actual de algunos tramos ya comprometidos;
- b) el retardo en la llegada de las crecidas desde aguas arriba, permitiendo así una mejor implementación de las medidas de emergencia ante la eventualidad de la ocurrencia de eventos meteorológicos severos;
- c) la disponibilidad de volúmenes de agua de adecuada calidad en la Cuenca Alta, para el sostenimiento de caudales de dilución ante la ocurrencia de eventos contaminantes críticos;
- d) la eventual recarga de acuíferos en los sectores rurales de aguas arriba, con beneficio tanto para los sectores rurales y urbanos localizados en la Cuenca Media (mejoras que podrán observarse aguas abajo con relación a los aportes de caudales de buena calidad que escurran por el río).
Los reservorios para el control de crecidas funcionan reteniendo temporariamente parte del volumen de las crecidas, reduciendo así el caudal máximo, la onda de crecida y el impacto aguas abajo.
Existen retenciones al escurrimiento de muy diferentes tipos: desde los más simples, ejecutados con materiales naturales en cuencas forestadas, hasta los asociados a represas de distintos tamaños. También existen reservorios que poseen como único fin el control de inundaciones. A medida que aumenta el tamaño del reservorio, lo habitual es que presente múltiples fines. En el primer caso, los reservorios suelen secarse en los períodos entre tormentas o bien mantienen una mínima lámina de agua que sirve de sustento a la vegetación, contribuyendo a la depuración biológica de la calidad del agua. En el segundo caso, los reservorios suelen ser permanentes y su operación más compleja.
Para el caso de la Cuenca Matanza Riachuelo se habla de reservorios sin control de operación ya que no disponen de compuertas de vertedor o de fondo y la crecida es regulada por las condiciones del vertedero libre y de los conductos que actúan de descargadores de fondo.