El Repertorio Musical de la Cuenca, es una iniciativa impulsada por ACUMAR en articulación con el Ministerio de Cultura de la Nación y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura que pone en valor el patrimonio cultural y artístico del Matanza Riachuelo y su entorno, como parte de un abordaje integral de las acciones de saneamiento.
Este proyecto busca enfatizar un universo simbólico compartido: la música, para producir instancias de encuentro; de puesta en valor y de concientización sobre los modos amables de habitar y recrear el mundo; de conectarse con un territorio y su historia; de hacer y producir en comunidad.
El repertorio es fruto de un trabajo de investigación en el que se indagó sobre las músicas (obras, temas o canciones) que fueron inspiradas, contienen temáticas y/o poseen una notoria vinculación con el territorio ya que mencionan al río o la Cuenca, sus puentes, los barrios, sus paisajes, características sociales o urbanas, sus historias y/o personajes; y, aquellas que fueron compuestas por artistas de marcada identidad cultural de estos territorios, que viven o vivieron en el Matanza Riachuelo y sus orillas.
Como resultado de la investigación, se recopilaron 165 canciones que abarcan distintas épocas históricas; estilos musicales como tango, folclore, rock, cumbia, pop, electrónica, rap, trap, entre otros y distintas formaciones, por ejemplo: solistas, dúos, cuartetos, banda, pequeña orquesta, cuarteto de cuerdas.
Este trabajo se refleja y difunde a partir de:
- Un Cancionero que incluye 28 obras musicales seleccionadas con descripciones, letras y acordes.
- Una lista de 16 canciones representativas que fueron grabadas en el Centro de Investigación en Audio y Música (CIAM) de Tecnópolis con la participación de más de cien artistas que se encontrarán disponibles a la brevedad.
- Presentaciones en vivo en todo el territorio de la Cuenca.
El Repertorio Musical de la Cuenca es un aporte de ACUMAR a la transversalización de la temática ambiental en nuestra sociedad. Es una herramienta más en el desafío del saneamiento porque un ambiente se recupera también a través de un tejido social activo y permeado por una cultura puesta en valor.