1ro de agosto: Día de la Pachamama – Madre Tierra
La celebración se resignifica cada primero de agosto con una ceremonia sagrada de ofrendas en forma de agradecimiento a la tierra. En ACUMAR emprendimos la tarea de revalorizar esas culturas ancestrales y visibilizar la presencia de los pueblos originarios que vivieron y viven en la Cuenca.
Para los pueblos andinos: quechuas, aymaras y guaraníes, la celebración se lleva a cabo al iniciar agosto, porque allí se produce el inicio de la siembra, cuando la tierra reposa y recibe el agradecimiento de los pueblos. Para esas culturas, la Madre Tierra representa la feminidad, la fertilidad y conserva una relación estrecha con las cosechas y la producción de alimentos, a través de la agricultura. Al brindar alimentos, provee también salud, nutre, protege, da sostén y cuidado.
Los recientes hallazgos arqueológicos dan cuenta de que -hacia el año 1300, mucho antes de la llegada de los españoles- los querandíes fueron los primeros habitantes en la Cuenca Matanza Riachuelo. No se conoce con certeza si las comunidades originarias de la Cuenca desarrollaran este ritual pero sí se sabe que llevaban a cabo ceremonias referidas a lo espiritual y que mantenían una relación de respeto y veneración hacia los recursos naturales, como partes integrales y fundamentales de la vida en comunidad. Otro pueblo que habitó distintas zonas geográficas cercanas a la Cuenca fue el guaraní, que llegó desde el litoral por el río Paraná. Hay restos arqueológicos de estas culturas en distintas zonas de la provincia de Buenos Aires.
Actualmente, un gran número de comunidades que habitan la Cuenca y se auto perciben descendientes de pueblos originarios, o que reivindican sus costumbres y miradas frente a lo ambiental, se suman a la conmemoración del 1ro de agosto.
La ceremonia a la Pachamama es un rito sagrado en el que se hacen ofrendas a la tierra: comidas, bebidas, hoja de coca, semillas, entre otras. Debido a la pandemia que atravesamos, no será posible encontrarse a celebrar comunitariamente pero, seguramente desde cada casa podremos ofrendar y reflexionar acerca de otros modos de vincularnos con la naturaleza, entendiendo que el saneamiento sólo es posible a través de la inclusión, el respeto al ambiente y a todas y todos sus pobladores.