22 de mayo: Día Mundial de la Diversidad Biológica
Desde ACUMAR, promovemos la preservación y restauración de la flora y fauna nativa de la Cuenca y trabajamos para que la comunidad conozca su rol fundamental en el saneamiento del ambiente.
Se entiende por diversidad biológica, o biodiversidad, a la amplia variedad de plantas, animales y pequeños organismos existentes, así como las diferencias genéticas dentro de cada especie y la variedad de ecosistemas que albergan múltiples interacciones entre sus miembros, que son los seres humanos, las plantas, animales; y su entorno: agua, aire y suelo.
En el marco del proceso de saneamiento y recuperación de la Cuenca Matanza Riachuelo que ACUMAR lleva adelante, la protección de la biodiversidad es una pieza fundamental. ¿Por qué? Por un lado, las distintas especies de flora y fauna nativa brindan numerosos servicios ambientales que mejoran la calidad del hábitat. Por ejemplo, las plantas y árboles nativos ayudan a remediar tanto suelos como el agua y contribuyen a la regulación hídrica, reduciendo el riesgo de inundaciones. Pero además, la biodiversidad forma parte de nuestro patrimonio paisajístico y cultural y hace a la identidad de nuestra comunidad.
Los recursos biológicos son uno de los pilares fundamentales que sustentan la vida en todo el mundo, ya que son la fuente de nuestra alimentación. Pero, además, la pérdida de biodiversidad amenaza nuestra salud. Existen pruebas que muestran que podría aumentar los casos de zoonosis, que son enfermedades transmitidas de los animales a los humanos.
Lamentablemente, debido a la actividad humana, el número mundial de especies disminuye a un ritmo acelerado. Por esta razón, las Naciones Unidas decidieron proclamar la celebración del Día Internacional de la Diversidad Biológica el 22 de mayo de cada año, para reforzar la importancia de la conciencia pública sobre esta amenaza.
¿Qué hacemos desde ACUMAR?
Nuestros técnicos y técnicas despliegan diversos sistemas para monitorear y analizar periódicamente la biodiversidad de la Cuenca. También generamos el proyecto del primer biocorredor de la Cuenca en Marcos Paz y realizamos relevamientos periódicos de su diversidad biológica.
Creamos una Mesa de Trabajo junto a las reservas y áreas naturales protegidas o a proteger para articular acciones que permitan preservar el hábitat de la flora y fauna nativa. Por ejemplo, se propondrán equipamientos para las reservas naturales que optimicen el vínculo de la población con la biodiversidad local, de modo participativo, inclusivo y sostenible.
También se encuentran en desarrollo líneas de trabajo vinculadas a la promoción y el fomento del patrimonio natural de la Cuenca. Una de ellas es la creación de una red de viveros que pueda acompañar las propuestas de restauración y remediación que se desarrollen con flora nativa y que sea también motor para generación de empleo verde.
Biodiversidad de la Cuenca
Entre las distintas especies que conforman la diversidad biológica que habita en la Cuenca Matanza Riachuelo, encontramos aves como la Garza blanca (Ardea alba), el Biguá (Phalacrocorax brasilianus) y el Martín pescador grande (Megaceryle torquata), que se alimentan de peces en los ríos y arroyos, por lo que son indicadores de su estado ambiental, ya que los peces requieren del oxígeno disuelto en el agua para su supervivencia.
Hay más de 20 especies de peces que habitan en algunos arroyos de la Cuenca, tales como la Mojarrita cola negra (Cheirodon interruptus), el Panzudito (Cnesterodon decemmaculatus) y el Sábalo (Prochilodus lineatus). Entre los reptiles encontramos al Lagarto overo (Tupinambis meriane), y entre los mamíferos al Coipo (Myocastor coipus), también conocido como rata nutria. En los ambientes boscosos, habita el Taguató (Rupornis magnirostis), un ave rapaz que es controlador biológico de roedores, ya que se alimenta de éstos y evita que se conviertan en plagas.
En los diferentes ambientes presentes en la Cuenca se encuentra también gran variedad de mariposas, que en estadío oruga se alimentan de plantas nativas, y transformadas en adultas -cuando vuelan- son agentes polinizadores y alimento para otros animales. Algunas especies emblemáticas de estos ambientes son zafiro de talar (Doxocopa laurentia), espejitos (Agraulis vanillae maculosa), limoncito (Eurema deva), 4 ojos (Junonia genoveva hilaris) o monarca del sur (Danaus erippus).
Entre la flora, encontramos en las riberas de ríos y arroyos a la Saeta (Saggitaria montevidensis). En la zona inundable de la barranca se destaca el Ceibo (Erythrina crista-galli), árbol nativo cuya flor atrae una fauna típica, como el Picaflor verde común (Chlorostilbon lucidus). En los pastizales que dan continuidad a la matriz de los ecosistemas de la Cuenca, encontramos la Cortadera (Cortaderia selloana), excelente como refugio para las aves y otros animales, como los cuises (Cavia aperea), y la culebra verde y negra (Liophis poecilogyrus).
Ya en la barranca alta encontramos al Tala (Celtis ehrenbergiana), árbol nativo de 3 a 10 metros de altura, que forma pequeñas formaciones o lineadas de bosques. Aves como el Zorzal colorado (Turdus rufiventris) o el Cardenal común (Paroaria coronata) son responsables importantes de la dispersión de sus semillas.