8 de mayo: Día Mundial de las Aves Migratorias
El vuelo de las aves migratorias de un territorio a otro señala la importancia de proteger los sitios que estas especies utilizan de refugio. En ACUMAR, trabajamos para preservar la biodiversidad y las áreas naturales de la Cuenca.
El segundo sábado de mayo es la fecha elegida para celebrar el Día Mundial de las Aves Migratorias, una iniciativa global para generar conciencia sobre estas especies y la necesidad de cooperación internacional para conservarlas. Este año el lema de la campaña es “¡Canta, vuela y elévate como las aves!”, como modo de inspirar y vincular a gente de todas las edades a reconectarse con la naturaleza mediante la escucha y la observación activa de estos asombrosos animales.
Las aves migratorias son aquellas que realizan movimientos estacionales masivos entre los sitios en los que nidifican y se reproducen y aquellos donde pasan el invierno (lugares de invernada). Este fenómeno natural ha sido registrado por la humanidad desde hace más de tres mil años y continúa sorprendiendo a millones de personas alrededor del mundo hasta el día de hoy. Este tipo de ave enlaza hábitats diferentes y nos recuerda, a su vez, nuestra conexión con el planeta, el ambiente y la vida silvestre.
En los ecosistemas que habitan, las aves migratorias cumplen funciones importantes ya que suelen ser agentes de polinización y dispersión de semillas, y de control de insectos y otros organismos perjudiciales para los cultivos y las plantas silvestres. Por esta razón es importante conservar los sitios donde hacen sus paradas de alimentación, refugio y descanso, que suelen ser áreas naturales con gran disponibilidad de recursos, como pastizales, bosques y humedales. Por eso, en ACUMAR, continuamos trabajando para proteger los humedales de la Cuenca que utilizan estos animales en sus vuelos migratorios hacia otros territorios.
Durante la pandemia de COVID-19 más gente se dedicó a escuchar y a observar aves, de alguna manera esta actividad las y los conectó con otras personas que hacían lo mismo en otras geografías y culturas. Mediante sus movimientos estacionales, las aves migratorias nos muestran que en el mundo natural todo está interconectado, que existen ciclos en la naturaleza y que es necesario trabajar juntas y juntos para que estos ciclos continúen cumpliéndose cada año.
Las aves migratorias en la Cuenca Matanza Riachuelo
En la Cuenca Matanza Riachuelo se ha documentado la presencia de alrededor de 200 especies de aves. Esto representa el 20% de las aves de todo el país, incluyendo varios tipos de migratorias.
Respecto de las aves que migran, algunas pasan el periodo reproductivo en el verano austral y cuando comienza la estación fría emprenden el vuelo hacia las zonas más cálidas del norte. Entre ellas podemos nombrar a la golondrina cejiblanca (Tachycineta leucorrhoa), la calandria real (Mimus triurus), la monjita gris (Xolmis cinereus) y el fiofío picocorto (Elaenia parvirostris). Estas variedades de aves, junto a otras especies migratorias de la Cuenca Matanza Riachuelo, acumulan previamente energía en forma de grasa para tener reservas suficientes y poder realizar esas largas travesías con las que unen, año tras año, puntos muy distantes del continente.
Las aves migratorias son parte de los ecosistemas de la Cuenca, como los humedales de Ciudad Evita y las Reservas de Laguna de Rocha y Santa Catalina. En sus recorridos estos sitios son fuente de alimento, refugio y descanso para estas especies, al tiempo que su estadía allí otorga múltiples beneficios a estas zonas, ayudando a conservarlas. Este hecho es un motivo más por el que debemos seguir trabajando para proteger y preservar estas áreas naturales de la Cuenca, colaborando en la difusión de estos conocimientos que muchas veces pasan inadvertidos.
Las aves migratorias que descienden en estos sitios son viajeras que nos recuerdan que no hay fronteras en la naturaleza y que cada quien, desde su lugar, cuenta con la oportunidad de sumar su esfuerzo y compromiso para conservarla y disfrutarla.