El resultado esperado de la acción de control es obtener registros y mejoras en los agentes económicos. Para ello, se cuenta con tres herramientas: las acciones punitivas, los incentivos y la comunicación.
En este contexto, las políticas que se implementen deben contar con dos premisas fundamentales: un modelo de gestión de la información sólido y mecanismos de control modernos.
La modernización de los mecanismos y la aplicación de una política de control inteligente, que contemple una serie de herramientas para la consecución de sus objetivos, coordine la acción de distintos organismos y permita administrar la información de manera tal de conocer el universo sobre el cual se trabaja, cambia radicalmente la operación cotidiana de las áreas de control.
El modelo de fiscalización que se propone consiste en organizar los recursos a partir de las tecnologías disponibles.
La utilización de checklists pre-acordados con el sujeto de control (auditorías), la verificación a través de dispositivos móviles que permitan registrar en tiempo real la operación del organismo, “despapelizar” la administración y verificar eficientemente las mejoras producidas por la acción de gobierno permitirá generar un enfoque de control y monitoreo que redunde en mejoras concretas.